
CORROSIÓN POR FRICCIÓN
El proceso de fricción se desarrolla entre dos superficies que se ajustan estrechamente y que se encuentran sujetas a un movimiento relativo y repetitivo de deslizamiento. En algunos casos el daño provocado por este proceso se evidencia en el inicio de movimientos macroscópicos entre las piezas.
El mecanismo exacto por el cual se produce la corrosión por fricción no es del todo claro, por lo que se definen dos alternativas: el primero consiste en que la fricción producida entre las dos partes genera oxidación superficial, la capa de óxido se desgasta parcialmente, sucesivamente el material expuesto es muy activo por lo cual se oxida nuevamente, y el proceso se repite. La segunda es que se liberan partículas metálicas de la estructura cristalina por efecto del desgaste adhesivo, la microfatiga y la deslaminación, seguido de esto las partículas metálicas se oxidan generando partículas frágiles y quebradizas que se desplazaran fuera de las superficies de contacto y por lo tanto permitirán que el proceso se repita.
Evaluación
Uno de los indicios iniciales para la detección de este proceso corrosivo se da por inspección visual, en la cual se observará en las interfaces de aceros coloraciones de residuos rojo – marrón, picaduras e intrusiones que pueden provocar agrietamiento por fatiga. Para análisis de mayor profundidad se usan técnicas de END que nos permitan la determinación de pérdidas de espesores, agrietamientos o deslaminaciones que evidencien el daño por fricción y la detección de productos de corrosión.
Prevención
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Adición de lubricantes tales como aceites o grafito que impidan la entrada de oxigeno entre las interfaces y además eviten el desgaste por fricción
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Evitar la penetración del oxígeno entre las superficies de contacto mediante juntas o materiales de relleno o sellado
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Adecuada selección de materiales